El año en que Ucrania se acostumbró a los funerales


Desde que, hace casi un año, comenzara la invasión rusa a gran escala de su país, los ucranianos han tenido que acostumbrarse a una realidad trágica que desafía a las leyes de la biología y se manifiesta en los funerales de los jóvenes que mueren a diario en el frente.

En una pequeña capilla del centro de Kiev, decenas de familiares, allegados y compañeros de armas se despidieron este martes del periodista, guionista, cámara y productor de televisión Andriy Zagoruyko, que se había enrolado como voluntario en las fuerzas armadas de Ucrania.

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“Era hermano de un buen amigo mío; lo conocí en 1994, cuando su hermano y yo íbamos juntos a la universidad en la ciudad de Donetsk”, dice Alexander Vizghin durante el funeral, en referencia a la ciudad más importante del Donbás, que en 2014 fue desgajada de Ucrania por milicias separatistas apoyadas por Moscú.

“Yo soy periodista militar, y Andriy era soldado”, explica Vizghin a pocos metros de la madre de Zagoruyko, que llora desconsoladamente portando un retrato de su hijo cuando otros militares de uniforme bajan el féretro de una furgoneta negra.

Zagoruyko tenía 49 años cuando murió al ser alcanzado por morteros y fuego de artillería con otros soldados de su unidad en las inmediaciones de la ciudad de Bahamut, en el Donbás no ocupado por Rusia. Más de tres meses después sus restos han sido identificados y su familia puede darle sepultura.

Aunque no tenía ninguna experiencia militar, Zagoruyko dejó su exitosa carrera en televisión una semana después de que Rusia atacara Ucrania el 24 de febrero del año pasado, para unirse al ejército y defender arma en mano la independencia de su país.

“Era un patriota y tuvo claro que no tenía elección cuando Rusia empezó esta guerra”, dice Vizghin rodeado de personas de todas las edades que traen flores para honrar la memoria de Zagoruyko, que en 1996 se licenció con matrícula de honor en Matemáticas y nunca habría ido a la guerra si Rusia no hubiera atacado su país.

Andriy no es el único miembro de esa familia que ha puesto su vida en peligro para defender a su país de las fuerzas que ya le arrebataron a Ucrania parte de la región de la que son originarios. Su hermano Vitaly también sirve en el Ejército.

En el anuncio para el funeral, publicado en Facebook, Vitaly Zagoruyko escribe a su hermano caído en la guerra: “No voy a llorar por ti porque no se llora por los guerreros. Te echaré de menos. Estoy orgulloso de ti, hermano. Allí, en la luz, tú tampoco te avergonzarás de mí”.

Las fuerzas ucranianas que luchan para repeler la invasión rusa están formadas por muchos hombres y mujeres sin vocación militar, como era el caso de Andriy. “Cada semana viene a las clases de danza gente que acaba de estar jugándose la vida en el frente”, dice una bailarina de 42 años que prefiere no dar su nombre.

“Es difícil asimilar que podamos pasar tan fácilmente de convivir con la muerte a disfrutar de la manera más mundana de la vida, pero quienes nos defienden son gente normal que quiere seguir viviendo de la manera que ha elegido, que es el objetivo por el que luchan”, remacha la bailarina.

Antes del funeral de Zagoruyko, un fotógrafo ucraniano que conocía al soldado caído informa a sus compañeros de que no cubrirá el acto: “Desgraciadamente, los funerales han dejado de ser noticia en Ucrania”. (swissinfo.ch)

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