El cerebro de nadie puede ser descodificado sin su cooperación


Los autores realizaron análisis de privacidad del descodificador y abordaron cuestiones relacionadas con el posible uso indebido de esta tecnología. “El cerebro de nadie puede ser descodificado sin su cooperación”, que es necesaria durante las horas de entrenamiento del dispositivo y para hacerlo funcionar. Si los pacientes oponían resistencia los resultados eran inutilizables, explicó Tang.

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Tampoco se puede entrenar el decodificador con las IRMf de una persona e intentar usarlo con otra, pues los resultados no son válidos. Los autores indicaron que se tomaban «muy en serio» la preocupación de que un dispositivo de este tipo pudiera llegar a usarse con malos fines y han trabajado para evitarlo.

Sin embargo, Tang reconoció que todo puede cambiar, dependiendo de hacia dónde avance la tecnología en general, por eso hay que seguir investigando las implicaciones para la privacidad mental y ser proactivos con políticas que la protejan.

16 horas de relatos narrativos

El descodificador, que ha sido usado con tres personas, se basa, en parte, en un modelo de transformador similar a los que impulsan ChatGPT de Open AI y Bard de Google. Los investigadores registraron datos de IRMf de los participantes mientras escuchaban 16 horas de relatos narrativos, por ejemplo en podcast, para entrenar el modelo en el mapeo de la actividad cerebral y las características semánticas que captaban los significados de ciertas frases y las respuestas cerebrales asociadas.

Posteriormente, el sujeto escuchaba una nueva historia o la contaba en su imaginación para que la máquina generase secuencias de texto a partir de la actividad cerebral, captando los significados de las nuevas historias, así como algunas palabras y frases exactas.

Un participante que escuchó a un orador decir: «Todavía no tengo el carné de conducir», sus pensamientos se tradujeron como: «Ella todavía no ha empezado a aprender a conducir». La frase: «No sabía si gritar, llorar o salir corriendo. En lugar de eso, dije: ‘¡Déjame en paz!» fue descodificada como: «Empecé a gritar y a llorar, y entonces ella sólo dijo: ‘Te dije que me dejaras en paz'».

Los participantes también vieron cuatro vídeos cortos sin sonido mientras estaban en el escáner y el decodificador semántico fue capaz de utilizar su actividad cerebral para describir con precisión determinados acontecimientos de las imágenes.

De momento, el sistema solo puede usarse en el laboratorio, pues necesita de un aparato de IRMf, pero creen que podría trasladarse a otros sistemas de imagen cerebral más portátiles, como la espectroscopia funcional del infrarrojo cercano (fNIRS), aunque la resolución sería menor, señaló Huth. (20minutos)

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