Taylor y Beyonce, las reinas de los conciertos pospandemia, un lucrativo negocio


Desde Pink a Coldplay, Bruce Springsteen o Drake, pasando por SZA o The Weeknd, 2023 está en camino de convertirse en el mejor año de la historia para la música en vivo.

«Nunca había visto tantos artistas al mismo tiempo en el mismo espacio», dice a la AFP Stacy Merida, profesora de la American University especialista en el negocio de la música.

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Madonna – que a principios de los 1990 creó el concepto de las giras modernas, con elaborados escenarios y ropa – tenía previsto iniciar su gira a mediados de julio, pero se ha visto obligada a posponerla por motivos de salud.

Taylor Swift, 33 años, ofrecerá 106 conciertos en su gira «Eras», lo que le puede llevar a recaudar 1.000 millones de dólares con la venta de entradas, una liga en la que también juega Beyonce, a punto de comenzar el segmento norteamericano de «Renaissance».

Recaudaciones récord

Si alguna de las dos alcanzara esta marca histórica, superaría a Elton John, que hasta el 18 de junio había recaudado en su gira de adiós, «Farewell Yellow Brick Road», iniciada 2018, 910 millones de dólares, según cálculos de Billboard. A eso hay que añadir el último concierto 8 de julio en Estocolmo.

John superó el récord que tenía Ed Sheeran, que en la gira «Divide» de 2017-2019 hizo 776 millones de dólares de caja.

Parte de estas cifras mareantes se debe al aumento del precio de las entradas: Sheeran cobró algo menos de 100 dólares por «Divide», según Pollstar, pero actuó en más de 200 conciertos.

Las entradas más baratas de los conciertos de Beyonce y Swift cuestan más del doble.

Live Nation, que en 2010 se fusionó con Ticketmaster, asegura que ya ha vendido 100 millones de entradas para los conciertos de 2023, más de los que vendió en todo 2019.

La empresa facturó 4.400 millones de dólares en el segundo trimestre de este año con la venta venta de entradas de unos 12.500 conciertos a 33,5 millones de fans.

Ahora, la artista de 64 años tiene previsto empezar la gira por el segmento europeo en octubre y reprogramar los conciertos en Estados Unidos para después.

«Si eres Ticketmaster, no tienes competencia, y hay demanda por Taylor Swift o Beyonce», dice a la AFP. «Es simplemente oferta y demanda» y «pueden cobrar lo que quieran, que es lo que hacen».

La élite y el resto

Las giras son una tabla de salvación para los artistas cuyos derechos de autor procedentes del streaming son ínfimos. Sobre todo, después de la pandemia de covid.

Pero no benefician a todos por igual, dice Leff. Los más pequeños se quedan al margen. Simplemente, porque muchos no se lo pueden pagar.

«Realmente hay dos industrias de la música: una para el 1% (de los artistas) y otra para el 99%», explica.

El otoño pasado, la artista independiente Santigold tuvo que cancelar su gira alegando que «sencillamente no podía hacerla funcionar», por la inflación y la competencia en un mercado saturado.

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En en otro extremo está Taylor Swift. Según cálculos de la compañía QuestionPro, su gira podría generar 4.600 millones de dólares de negocio solo en Estados Unidos por hoteles, restaurantes y viajes.

Y la gira de Beyoncé cuando actuó en Estocolmo en mayo pasado provocó una subida del 0,2% de la inflación, según Michael Grahn, economista jefe para Suecia del Danske Bank. (rfi)

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