‘Tranquilo, agarra el bote’: el relato del padre que mantuvo la calma mientras su hijo era tragado por una ballena


La angustia, la supervivencia y el autocontrol se combinaron en un impactante suceso ocurrido el pasado fin de semana en las gélidas aguas del estrecho de Magallanes con una ballena jorobada.

Adrián Simancas, analista, programador y músico de 24 años, realizaba una travesía de trekking y packrafting junto a su padre, Dell Simancas, anestesista de 49 años, cuando un gigantesco cetáceo emergió repentinamente y lo engulló por unos segundos.

El momento quedó registrado en una cámara situada en el kayak del padre, quien grababa la travesía para documentar la experiencia.

En las imágenes se observa cómo la ballena atrapa al joven a pocos metros de distancia y, segundos después, lo expulsa de nuevo a la superficie, donde queda flotando junto a su bote volcado.

Ante la escena, Dell Simancas reaccionó con asombrosa serenidad. Obligándose a reprimir cualquier atisbo de pánico, utilizó su voz como herramienta principal para ayudar a su hijo a recuperar el control y ponerlo a salvo.

Con un tono constante y monótono, comenzó a repetir instrucciones precisas:—Ya, vente, vente. Tranquilo, agarra el bote, agárralo. Tranquilo. Agárralo, tranquilo. Agárralo, agárralo. No te subas, agárralo. Tranquilo, agárralo. Vente para la orilla.

Mientras remaba hacia su hijo, mantenía el mismo mensaje:—Tranquilo, tranquilo. Ya voy.

Una y otra vez, su voz insistía en la calma y en una única instrucción: sujetarse al bote.

—Tranquilo, tranquilo, ya está. Vamos a la orilla.

Cuando finalmente se encontraron, las primeras palabras de Adrián reflejaron la incredulidad del momento:

—Pensé que me había tragado.

A lo que su padre, sin perder la compostura, respondió:

—Tranquilo, tranquilo. Agárrate de mi cuerda de atrás.

Adrián se sujetó al kayak del padre con un brazo mientras con el otro sostenía su bote volcado. Dell siguió remando sin cesar rumbo a la orilla. Antes de llegar, le reiteró con firmeza:

—Tranquilo, ya está. No pasa nada.

En el último tramo del video, la imagen muestra a ambos avanzando juntos hacia tierra firme, prueba de que la calma y el autocontrol del padre fueron clave en la extraordinaria supervivencia de su hijo. (nacion.com)


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