Guyana: milagro económico del siglo XXI


Con 800 000 habitantes escasos, Guyana ha pasado de ser una de las economías más rezagadas del continente a encabezar los ránkings de crecimiento global.

Hace una década, miles de ciudadanos buscaban mejores oportunidades en países vecinos. Hoy, ingenieros, técnicos y jóvenes capacitados regresan ante el auge de la industria petrolera.

Según el FMI, desde 2022 ha logrado crecer a un ritmo medio del 47 % anual. En 2024, su economía aumentó un 58 % impulsada ante todo por su ingente producción petrolera. De no producir en 2019, este año bombea 650 000 barriles diarios.

Está a punto de superar a EE. UU. en PIB per cápita ajustado por paridad de poder adquisitivo. El PIB per cápita en PPA ofrece una llamativa estadística: se ha disparado de unos modestos USD 12 000 en 2017 hasta los 80 000 actuales.

Pero conviene contextualizar, ya que este dato no implica que los guyaneses vivan como los estadounidenses. Le sucede al PIB de Guyana algo similar al de Irlanda; las transnacionales desvirtúan este indicador. Buena parte se “marcha” al exterior en forma de dividendos y termina en el bolsillo de los accionistas de las empresas que explotan el crudo guyanés. O, en el mejor de los casos, en la reinversión de la propia actividad petrolera.

Con todo, el Gobierno ha creado un fondo soberano que ya supera el 12.5 % del PIB. Es el Natural Resource Fund que ya ha acumulado más de USD 3100M.

La clave es ver el petróleo como una palanca, no una garantía. Con buen criterio, Guyana ha apostado por mejorar infraestructura, salud y educación con los ingresos para inversiones a largo plazo. El Ejecutivo aplica políticas fiscales responsables y evita el sobreendeudamiento. Algo aplaudido por el FMI.

Conviene resaltar que el crecimiento se extiende a otros ámbitos. El año pasado, la economía no petrolera creció un 13 %. La proyección es que lo siga haciendo a un ritmo del 6.75 anual hasta 2030.

En un continente donde la riqueza natural no siempre ha significado bienestar para la población, Guyana apuesta por transparencia, diversificación e inversión prudente. El informe del FMI destaca avances en gobernanza, lucha contra la corrupción y una estrategia económica. Combina ambición con estabilidad.

Uno de los desafíos es que el rápido crecimiento ha provocado una escasez de trabajadores calificados. Las empresas han tenido que buscar talento en el exterior. Se requiere más formación a nivel local.

La inflación (2.9 %) está bajo control, sí. No obstante, persiste el riesgo de que una economía tan centrada en un recurso como el petróleo sufra en caso de caídas de precio o problemas geopolíticos.

Lo que ocurre en Guyana está captando la atención internacional. Además del FMI, consultoras y universidades plantean este caso como modelo de cómo transformar recursos naturales en desarrollo sostenible. Esta trayectoria es análoga a la de Noruega, que utilizó su petróleo para financiar bienestar y ahorro intergeneracional.

¿Podrá el país mantener este equilibrio entre crecimiento acelerado y estabilidad? La cuestión no es menor. De conseguirlo, será un ejemplo para sus vecinos latinoamericanos.(republica.com)


Noticia Anterior Ahdippe y candidato presidencial Nasry Asfura conversan sobre Ley de Hidrocarburos
Siguiente Noticia Senadores de EE. UU. exigen regreso de niños ucranianos secuestrados