
Disturbios y hechos violentos sacuden cofradía, culpan a militares bolos
La comunidad de Cofradía, en el extremo norte del Distrito Central, fue escenario anoche de violentos disturbios que resultaron en al menos tres personas heridas de bala, la quema de un destacamento militar y dos patrullas motorizadas.
El incidente, que pudo haber terminado en un linchamiento, se desató tras un enfrentamiento entre pobladores y seis soldados de la Fuerza Ejército, quienes, según testimonios, se encontraban bajo los efectos del alcohol.
Los hechos comenzaron alrededor de las 8:00 de la noche del jueves, cuando los seis uniformados instalaron de manera ilegal un retén militar en la calle principal de la aldea.
Relatos de testigos indican que los soldados, en aparente estado de embriaguez, empezaron a exigir dinero, principalmente a jóvenes conductores de mototaxis.
La Tensión Escala: Disparos y Furia Popular
Al percatarse del estado de ebriedad de los militares, los motoristas se negaron a las exigencias. En respuesta, uno de los soldados despojó de las llaves a una unidad de transporte.
La situación escaló rápidamente cuando otros motoristas y lugareños se congregaron en el lugar del operativo ilegal, exigiendo la devolución de las llaves. Ante la negativa de los militares, los ánimos se caldearon y derivaron en un altercado físico.
Videos virales del incidente muestran a uno de los efectivos militares, visiblemente alcoholizado, empuñando su arma de reglamento para amenazar a la multitud. Otro soldado disparó ráfagas con un fusil de asalto perteneciente a las Fuerzas Armadas de Honduras.
Se presume que fue en estas ráfagas donde dos personas resultaron heridas, desatando la furia de los residentes. Decenas de pobladores, incluyendo mujeres, hombres, adultos mayores y niños, se abalanzaron contra los seis elementos del Ejército.
Destrucción y Reacción de las Autoridades
En un acto de repudio al abuso de autoridad, los enardecidos lugareños apedrearon el destacamento militar y, minutos después, prendieron fuego a las patrullas motorizadas. La reyerta, que amenazaba con mayores tragedias, logró ser controlada con la llegada de un contingente militar adicional, cuyos elementos lograron calmar los ánimos y requerir a los seis soldados involucrados, trasladándolos a una base militar.
Posteriormente, los militares implicados en el zafarrancho fueron puestos a las órdenes del Ministerio Público (MP). Las autoridades de las Fuerzas Armadas de Honduras lamentaron los hechos y anunciaron una investigación para esclarecer lo sucedido y deducir responsabilidades. El portavoz militar, Mario Rivera, confirmó que a los seis uniformados ya se les ha dado de baja deshonrosa, lo que en el argot castrense se refiere a la cancelación de su contrato por faltar a la ética, el honor y el prestigio militar.
Mientras tanto, la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas han tomado el control de la zona. Se reporta que los heridos regresaron a sus casas sin recibir atención de los paramédicos del Sistema Nacional de Emergencia 911 (SNM-911), y hasta la tarde de ayer se desconocía la cantidad exacta de lesionados tras esta batalla campal. (Con información latribuna.hn)