Nadal vence en el abierto de Australia y hace historia al ganar su 21 Grand Slam


Rafael nadal ya es, oficialmente, el mejor tenista de la historia. En una final de más de 5 horas, que ya ha entrado en el libro Guinness de los Récords, superó a un Daniil Medvedev que le puso contra las cuerdas, pero le dejó vivo.

Craso error: después de ganarle los dos primeros sets, le dejó vivo en un tercero en el que el faro del deporte español consumó una remontada épica.

El marcador con el que Nadal alcanzó los 21 Grand Slams es para recordarlo durante décadas: 2-6, 6-7, 6-4, 6-4 y 7-5. Este va a ser un partido que ya es historia del tenis y del deporte mundial. De los 21 Grandes que ha ganado Nadal, posiblemente este sea el que más significado tenga.

Nadal empezó bien. El manacorense resistió en los cuatro primeros turnos, haciendo correr a Medvedev al fondo de la pista y llevándose puntos al límite, con muy buenos reveses. A destacar especialmente el que supuso el 2-1 para el español, que levantó a la Rod Laver.

Pero Medvedev entendió cómo debía imponerse. Con 2-2 en el marcador, Medvedev empezó a jugar mucho más agresivo para neutralizar las subidas a la red de Nadal, que físicamente empezó a padecerlo seriamente.

Así, con una rotura de servicio al español en el 3-2 demostró que no iba a dejar margen. Un gran control sobre Nadal y un saque imparable, siempre por encima de los 200 km/h (como estaba previsto para el moscovita), Medvedev logró llevarse el primer set después de empalmar cinco juegos seguidos. El manacorense se echaba el puño a la cabeza, consciente de que debía cambiar su estrategia.

Un segundo set a cara de perro

Después de ver cómo se le ponía muy cuesta arriba, Nadal subió una marcha. Así, en el cuarto juego de este set cambiaron las tornas: después del tanteo inicial en los primeros puntos, el español logró lo que parecía impensable: le rompió el servicio a Medvedev para poner el 3-1 en el segundo set. Medvedev aprendió por las malas lo que es enfrentarse a Nadal en una final de Grand Slam.

Cuando vio que el segundo set se le ponía 4-1 para el veterano tenista español, subió un poco más el ritmo y empezó a lanzar más su derecha. Eso hizo que pasara al 4-3 enseguida, incluido un nuevo ‘break’. Pero, de nuevo, Nadal resucitó.

Una brillante dejada después de un largo peloteo le permitió al español llevarse el 5-3 con rotura, con saque para ganar el segundo set.

Fueron los minutos más tensos del partido, tanto deportiva como extradeportivamente: saltó un espontáneo justo cuando iba a sacar Nadal. La final se interrumpió unos instantes, pero se quedó en solo eso.

Bien por el pequeño despiste que pudo suponer este incidente, bien porque Nadal sacó a relucir su mejor tenis, Medvedev tardó en recomponerse… pero lo hizo La presión de este noveno juego del segundo set fue crítica: duró más de un cuarto de hora (el más largo hasta el momento) y en esas condiciones siempre aparece Nadal. Ese 6-5 antes del punto que decidió que se resolvería al tie-break este set demostró que el español se iba a deshacer si hacía falta… pero el ruso también.

Después de casi hora y media, Nadal caía por segundo set y la estadística se ponía en su contra: nunca había ganado un Grand Slam después de perder los dos primeros sets.

Nadal se resiste en un tercer set de leyenda

La paliza del segundo set pasó factura a ambos. Medvedev, incluso, entró en el vestuario, lo que permitió a ambos tomar un poco de resuello.

Tras este escaso parón, el ruso empezó a contemporizar. Consciente de su ventaja sostuvo a Nadal incluso en los ‘rallies’ largos, uno de las tradicionales puntos fuertes del español. Incluso se permitió el lujo de algún fallo, pero fueron los menos: si no era el saque era el revés.

Pero contra la resistencia de Medvedev, el carácter de Nadal. Con el público del lado del español y venido arriba, algo que hizo que el moscovita se calentara más de lo debido. Tanto fue así, que el español pasó de estar contra las cuerdas a desquiciar a su rival. Así, en un final set de los que hacen afición, el incontestable Nadal se llevó la victoria de esta ronda y llevó el partido al cuarto.

Medvedev comprueba quién es Rafa Nadal

Si algo ha demostrado Nadal a lo largo de su legendaria carrera es que nunca se le puede dar por muerto hasta que no está enterrado y bien enterrado. Y aún así, igual hay que comprobarlo dos veces.

El inicio del cuarto set fue claro. Le rompió el saque a un Medvedev que empezó a fallar más en estos instantes que en las tres horas previas. Con el público local totalmente volcado con el campeón aquí en 2009, el número 2 del mundo vio cómo se le podía escapar también este juego. La presión ambiental le pasó factura, hasta el punto de quejarse al juez de silla tras perder el 3-2 de este set después de siete bolas de ‘break’ para el español.

Medvedev no se lo podía creer. Tras dominar al inicio, vio cómo Nadal le rompía otros dos saques para culminar con una remontada imposible el cuarto set y poner el partido, y con ello el primer Grand Slam del año, a un quinto con el que nadie contaba según había empezado.

Nadal siempre vuelve y Medvedev fue el que lo sufrió.

Nadal se hace eterno

Poner el partido igualado después de cuatro horas parecía impensable. El primer sorprendido era Medvedev, que ni siquiera vio venir que un Nadal de leyenda, jugando posiblemente su mejor final en Australia de las seis que ha disputado, no sólo forzó al ruso hasta la desesperación, sino que además se puso por delante al imponerse al ‘break’ para ganar 3-2 y ponerse por primera vez por delante en todo el partido.

Empezó otra pelea de resistencia a ver quién fallaba antes. Rozando las cinco horas, Nadal logró ventaja máxima de partido hasta el momento. Se puso 4-2 después de un desempate que se alargó hasta el 5º ‘deuce’. Medvedev resolvió en su saque, pero el español se la devolvió. Con 5-3, y a un set de la historia, le tocó servicio al ruso. No falló.

Ya se habían superado las 5 horas de partido. 5-4 en el marcador, saque para Nadal… y Medvedev se lo rompió. El ruso no iba a vender barata su piel, pero el español tampoco.

Y con el 6-5 a su favor, Nadal sacó todo lo que le quedaba: lo hizo por la vía rápida. Medvedev se vio impotente ante el mejor de la historia. Y al que lo dude, que mire el libro Guinness de los Récords.(Tomado de 20minutos.es)


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